Esta
es mi visión de la primera visita de los personajes al muelle 74.
No sé por qué se me ocurrió
el detalle del guardia de la puerta. Es un poco extraño, lo
reconozco. Quizás sea un homenaje muy personal a todas aquellas
situaciones absurdas que a veces suceden en las aventuras de La
Llamada de Cthulhu. Es inevitable. Recuerdo grandes momentos
relacionados con la secretaria o el funcionario de turno. A veces
pueden llegar a ser obstáculos más difíciles de superar que muchos
monstruos de los Mitos. Recuerdo una vez en que un personaje acabó
disparando su escopeta sobre el pobre dependiente de una tienda sólo
porque había fallado su tirada de persuadir. Sé que todo esto suena
muy raro, pero aún me acuerdo de las risas que nos echamos ese día.
Nunca está de más reirse un poco de todo de vez en cuando. Me
pregunto qué papel podrá llegar a desempeñar este guardia durante
los primeros capítulos. A veces los detalles más absurdos son los
que dan más juego durante la partida. No sería la primera vez.
El guardia de la puerta
El viaje a través de 13
manzanas hasta el muelle 74 lleva tan solo unos minutos en coche o
taxi.
Los investigadores emprenden la
subida de la Calle 34 Oeste y cruzan la 12ª Avenida hasta divisar el
frente del galpón del muelle.
Hay un cartel clavado en la
puerta que da acceso al interior del muelle.
La puerta está cerrada. Hay un
guardia de la autoridad portuaria en el interior de una pequeña
oficina justo al lado de la puerta. El guardia, que está sentado de
espaldas a la ventana, es bastante gordo. Hay un ventilador
funcionando y, sobre una mesa, un teléfono y una radio encendida
sintonizada con el partido de los Yankees de Nueva York (que van a la
cabeza de la liga nacional). Está a un volumen tan alto que la voz
del locutor se escucha a varios metros de distancia a pesar de que la
ventana de la oficina está cerrada.
El guardia está comiendo
donuts. Es feo y está sudando.
La cosa va como sigue:
De un cajón de su mesa saca
unos pases para el muelle. Sin embargo, el guardia parece que no
encuentra algo. Inspecciona su mesa, mira hacia abajo y se agacha
(sin levantarse de la silla) para coger unos cuantos papeles del
suelo. Los inspecciona pero ninguno parece ser el que busca. Se rasca
la cabeza desconcertado tratando de pensar...
Los investigadores notan que el guardia está sentado encima de un
papel.
(Si
no se lo dicen, el guardia busca la lista...tarda un par de minutos
más en encontrarla)
El papel sobre el que estaba
sentado está muy arrugado. Lo pone sobre la mesa, lo estira y lo
alisa todo lo que puede con la mano. También quita unas migas que
tenía pegadas. Entonces pregunta por el nombre de los personajes.
(Repasa
la lista, pero...)
Hay una mancha seca de café en
mitad del papel que impide que se puedan leer algunos nombres. El
guardia intenta leer los nombres al traslúz, pero como se ve incapaz
de distinguirlos, acaba llamando por teléfono para comprobar la
identidad de alguno de los personajes. Todo se soluciona en un par de
minutos.
Rellena unos datos en los pases
y entrega uno a cada investigador. Les explica que tienen que fichar.
El guardia se levanta se la
silla, saca un manojo de llaves del bolsillo de su pantalón y abre
la pequeña puerta lateral del cartel que da acceso al interior del
muelle.
"sube, jefe."
No hay comentarios:
Publicar un comentario